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Srita. Carlota Santa María

ENTREVISTA A LA SEÑORITA
CARLOTA SANTAMARIA Y PARTIDA

¿Cuándo conoció a Mons. Oláez, Srta. Carlota?
Yo conocí y traté al Señor Oláez en 1918, más o menos, con motivo de la “LIGA APOSTOLICA”, a la que yo pertenecía, y que el Señor había fundado, en su grande celo por la salvación de las almas, y que como apóstol decidido del Catecismo quería trabajar en los medios más pobres, más abandonados. Esta liga hizo muchísimo bien entre la gente humilde y dejó de funcionar poco después de la muerte del Señor Oláez. Y como decían los Padres Jesuitas, entre ellos el Padre Luis Zaragoza Ovando de Puebla: “nadie se había preocupado tanto de la enseñanza del catecismo entre la gente pobre y abandonada como el Señor Oláez, apóstol de los pobres y del catecismo”… y así era, en verdad, cómo se gozaba el Señor al vernos trabajar entre la gente. Y no quería que se les cobrara nada, en esta forma pudimos trabajar para que se arreglaran matrimonios, bautizos, primeras comuniones, etc.

La gente nos platicaba sus problemas y nosotras tratábamos  de orientarlos, ayudarlos. También había varios sacerdotes que le ayudaban a Nuestro Padre, entre ellos Señor Ornelas, El Padre Landeros y el Padre Reinaldo Puente: nos organizaban por equipos muy bien; de cada grupo se encargaba una señorita o señor de los mayores y organizaban el Catecismo sobre todo en los Barrios, especialmente en donde había vecindades con abundancia de gente pobre.

Entre las de la Liga había gente muy dinámica, todas ellas eran de la buena sociedad: Las Alba, María Rico y Teresa, Clemencia Campos, Ana María y Luz Días Infante, Josefina Solís, y a éstas se unía aquella gente muy joven que sólo querían asistir al Catecismo; pero no a las juntas como Concha Días Infante, Luz Santa María, esperanza Campos, María Luisa; como éstas eran muy jóvenes y no querían ir a las juntas, al preguntarle al Señor Oláez si así las admitíamos nos dijo que sí, que se aprovecharan de la buena voluntad que tenían de dar catecismo y que sólo hubiese personas responsables del grupo, porque él trataba de que todo estuviera organizado.

También se preocupaba de hacernos las juntas mensuales para que expusiéramos nuestros problemas y viéramos la manera de resolverlos. Él, por su parte, nos daba siempre orientaciones, pláticas, etc. Además, se preocupaba de que tuviéramos libros que nos ayudaran a instruirnos.

¿Recuerda, Señorita, cómo era el Señor Oláez en el trato con las personas?
¡Ah, el trato del Señor Oláez era muy fino, muy delicado, no era capaz de ofender a nadie. A nosotras nos trataba con mucha atención. Era muy sencillo y reía las gracias que luego resultaban.
Eso sí, era muy delicado con las damas, pero no que fuera con desprecio que las tratara, no, no; pero nos trataba con mucha finura. Yo no sé porque, pero se sentía uno con mucha confianza para acudir a él, nos gustaba platicar las experiencias que habíamos tenido, y él se gozaba muchísimo con aquello, es que era un sacerdote muy celoso de la salvación de las almas, por eso tenía tanto interés  en la enseñanza del Catecismo. Había de verlo rodeado de toda aquella gente humilde, lo sentían un Padre. Y así lo sentíamos todas: un verdadero padre que se preocupaba mucho de todo y por todos. Era un Padre: sí, muy mesurado en su trato; pero le teníamos mucha confianza para tratarle los problemas, sería porque él se interesaba mucho en nuestros trabajos de Catecismo y se gozaba de todo lo que nos esforzábamos por llevarlo adelante.

Quizá ¿era un tanto orgulloso?
¡Era tan humilde, tan sencillo, tan amable, tan lleno de bondad y caridad con todos, ¿cómo podía ser un orgulloso?, no, ni por asomo, más bien yo diría que era como la virtud que le caracterizaba… mire cuando trataba a las personas, ¿cómo le diré?... pues haga de cuenta que como que se hacía chiquito… así como si quisiera desaparecer. Y esto a pesar de los cargos que tenía, nunca le vimos aparecer como otros sacerdotes, pues tienen algo y naturalmente lo manifiestan, ¿él?, al contrario trataba de desaparecer, de ocultarse.
Recuerdo un dato muy curioso: cuando hacíamos kermeses, para sacar fondos para el catecismo y que la gente lo rodeaba, me daba la impresión de ser un niño que se estaba saboreando un dulce… así sencillo, así humilde era el señor Oláez.

Y ¿cómo era que practicaba la caridad?
Mire Ud. era un sacerdote lleno de amor, de amor sobre todo al Sagrado Corazón de Jesús, a la Madre Santísima de la Luz y cuando podía nos hablaba de esto. Pero es cierto que tenía mucha caridad con todos… a esa pobre gente ¡cómo la ayudaba! Todo lo que tenía lo daba… era pobre pero se preocupaba de ayudar. Recuerdo que andaba al pendiente de buscarnos locales para hacer nuestra kermes; de que cuando necesitábamos alguna cosa, por ejemplo los escapularios, las medallas y no teníamos; o bien las estampas, le decíamos y él inmediatamente nos mandaba pedir todo lo que necesitáramos al Patrocinio de María; indudablemente después a él cobrarían lo que nosotras pedíamos. También nosotras tratábamos de buscarnos personas que nos ayudaran para el Catecismo: comerciantes… y después seguían haciéndolo.

El señor Oláez era un sacerdote lleno de fe, de confianza en Dios, ¿qué fue lo que lo animó para llevar a todas sus obras adelante?... ¿si era tan pobre?... no podía ser otra cosa que su confianza en Dios y su grande fe en Él, porque siempre trataba de trabajar, de llevar adelante todo lo que emprendía. Además era un sacerdote muy piadoso, y fruto de ello era su celo sacerdotal, su celo tan grande por salvar almas… mucho bien hizo… pero no sé por qué siento que en el Señor Oláez resaltaba de una manera especial su humildad, así se le veía y a pesar de sabe que era una gran personalidad. Por eso era también lleno de celo por las almas. El quería que trabajáramos  con esa gente tan pobre y que se les ayudara, y no se les cobrara  nada. Por eso los padres decían que  qué bueno que se le había ocurrido al Señor Oláez trabajar con esa gente pobre ya que nadie lo había pensado.

Esto lo afirmo, pues lo vi en el Señor por el tiempo que lo traté en la Liga Apostólica.

Esto que acabo de decir es la verdad y Dios lo sabe que fue como vi y conocí al Señor Oláez.

Carlota de Santamaría y Partida.
León, Gto., marzo 11 de 1978.

 


Si deseas alguna información, hacernos sugerencias o enviarnos algún tema o simplemente escribirnos, puedes dirigirte con la Hna. Yoselin Gomez Melo.

Nombre: Instituto Hijas del Sagrado Corazón de Jesús I.F.C.J.
Fundador: Siervo de Dios Eugenio Oláez Anda
Cofundadora: R. M. Luisa de san José Marmolejo Rodarte
Lugar de fundación: León, Gto. México
Fecha: 15 de junio de 1920
Naturaleza: Instituto de Vida Religiosa y de Derecho Pontificio
Carácter: Instituto de Vida Apostólica

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