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Vida de Sacrificio

 

"La vida de la Hijas del Sagrado Corazón de Jesús tiene que ser vida de sacrificio. ¿Cómo no? Jesucristo, para ser salvador de las almas escogió una vida que no fue toda ella sino cruz y martirio, como dice el autor de la Imitación de Cristo. Para asociarse a El en su vida de oficio de Salvador, hay que llevar la misma vida. Y, ¿Qué hacen ustedes sino trabajar por salvar las almas de los pecadores?

"La vida religiosa es ya de por sí sola una vida de sacrificio. La observancia de los votos, los esfuerzos por adquirir las virtudes, la vida de comunidad, etc., todo les demanda sacrificio constante. A esto ustedes tienen que agregar los trabajos propios de su apostolado en el que tendrán frecuentes ocasiones de vencerse sacrificando inclinaciones, reposo, comodidades, y ejerciendo una paciencia incansable, cual se necesita tara triunfar de espíritus rebeldes.

A veces pensarán que trabajan en vano, porque se les llegan a escapar almas de las que creían haber triunfado después de prolongados esfuerzos. Espíritu de sacrificio necesitan para no desalentarse y seguir trabajando con ánimo a pesar de las decepciones sufridas, recordando que no es el feliz éxito de vuestra empresa lo que Dios premiará, sino lo que de su parte pongan para obtenerlo. No deben olvidar que sus consejos, sus amonestaciones, sus trabajos en favor de la formación y regeneración de las almas objeto de su celo, son una semilla que bien podrá no germinar a su vista, sino más tarde, en hora propicia, sus frutos quizá no los verán, pero, ¿Qué importa si el bien se hace y Dios lo premia?.

"Jesucristo en esto, como en todo, será vuestro modelo. El predicaba incansable su doctrina y sin embargo, después de todas sus fatigas, tenía a veces el desconsuelo de ver que no era comprendido y que lo abandonaban fácilmente aún aquellos a quienes había favorecido con los prodigios de su infinito poder. Cuando anunció al pueblo el misterio de la Sagrada Eucaristía, por el que daría a comer su cuerpo y a beber su sangre, escandalizados muchos de sus discípulos lo abandonaron y El entonces volvió tristemente su rostro a los Apóstoles diciéndoles: ¿ También ustedes quieren dejarme?

"Tendrán en otras ocasiones que sofocar los impulsos del amor propio a que sus trabajos sean conocidos y aplaudidos, a tener otro teatro que no sea el de sus obscuros asilos de regeneración, en donde puedan exhibirse, ser conocidas y estimadas. Jesucristo nunca trató de exhibirse para gloria suya. Por el contrario, formalmente declaró que no buscaba su gloria. Oculto, desconocido y despreciado, pasó la mayor parte de su vida en el rincón de un pobre taller. En su vida pública, frecuentemente recomendaba que no se divulgara la noticio de sus prodigios; y en cierta ocasión en que el pueblo entusiasmado, trataba de proclamarlo rey, huyó solo a un monte. Decía que su doctrina no era suya sino de Aquel que lo había enviado, y en todas sus obras manifestaba, buscar la gloria de su Padre.

"Por el espíritu de su Instituto, tienen que llevar vida de reparación, ofreciendo cada día sus pensamientos, palabras, obras y penas, unidas a los méritos y sufrimientos de Jesucristo, en satisfacción de sus propios pecados y de los de todo el mundo.

"Tienen que llevar una vida de reparación, lamentando los pecados que en el mundo se cometen, sintiendo los ultrajes que a Dios se hacen y esforzándose por resarcir la gloria que los malos le arrebatan. Jesucristo hizo todo esto. Sintió nuestros pecados, se dolió de ellos, los lloró y, para repararlos sufrió cuanto sabemos, no sólo en el tiempo de su pasión sino durante su vida. Por eso ha querido presentarnos su Corazón Divino llevando por remate una cruz. Ustedes, sus hijas, tienen que hacer otro tanto con El, pues que se han asociado a su obra de reparación.

"Jesucristo es crucificado en el mundo por el pecado, como dice el Apóstol San Pablo. Ahora bien, cuando fue crucificado en el Calvario, al pie de la cruz, asistieron la Virgen Santísima, San Juan y la Magdalena, consolándolo con su fidelidad y amor. Al ser crucificado de nuevo en el mundo por los pecados, asistan istedes al pie de la cruz, consolándolo también con su amor y fidelidad.

"Lean en las llagas de su crucifijo los estragos que hace el pecado; y pues tantos hay que no se duelen de sus culpas, duélanse ustedes por ellas, llorar por lo que no lloran, satisfagan por los pecados que a diario se cometen, y todo esto háganlo crucificadas en la cruz de sus penas, de sus trabajos y sacrificios, a semejanza de Jesucristo que en su cruz satisfizo por todos los pecados del mundo. Sus satisfacciones por sí solas nada valdrían, pero unidas a los sufrimientos y méritos infinitos del salvador, tendrán valor ante la divina justicia.

 


Si deseas alguna información, hacernos sugerencias o enviarnos algún tema o simplemente escribirnos, puedes dirigirte con la Hna. Yoselin Gomez Melo.

Nombre: Instituto Hijas del Sagrado Corazón de Jesús I.F.C.J.
Fundador: Siervo de Dios Eugenio Oláez Anda
Cofundadora: R. M. Luisa de san José Marmolejo Rodarte
Lugar de fundación: León, Gto. México
Fecha: 15 de junio de 1920
Naturaleza: Instituto de Vida Religiosa y de Derecho Pontificio
Carácter: Instituto de Vida Apostólica

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