“Qué hermosos son los pies de los que traen las buenas nuevas”
(Romanos 10: 15-17)
Más todavía cuando “en la actual situación de pecado social, nos encontramos rostros de niñas, golpeadas y víctimas de la desorganización moral familiar”(cfr. Puebla #32) En nuestra época el Espíritu Santo inspira los corazones de hombres y mujeres para responder al mandato del Señor de “predicar el Evangelio a todas las naciones” (Mateo 28:16).
Durante casi 100 años, las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús han procurado hacer clara conciencia del dignidad humana al unísono con el pensamiento de Mons. Eugenio Oláez “La sociedad será lo que sea a mujer” descubriendo el rostro de Cristo “en los rostros de jovencitas desorientadas por no encontrar su lugar en la sociedad; frustradas por falta de orientación y educación humano-cristiana, por falta de oportunidades de capacitación y ocupación”. (Cfr. Puebla #33 y Art 76 Constituciones IFCJ)
Con amor por la Verdad y dedicación a la Iglesia, nuestras hermanas han traído a muchas generaciones de jóvenes el mensaje de amor y misericordia del Corazón de Jesús. Respondiendo al llamado de la nueva evangelización y a la creciente necesidad en el mundo de dar testimonio del mensaje del Evangelio de la misericordia, servimos a la niñez y adolescencia mexicana en más de una veintena de casas desde 1920.
Nuestra misión es brindar herramientas que Orienten y generen cambios positivos en mujeres niñas y adolescentes que presentan conductas antisociales y de alto riesgo para que tengan un proyecto de vida que les permita ser resilientes y abarca los siguientes objetivos:
Trabajar en la promoción integral de la niñez, adolescencia y juventud, que vive en desventaja real por: pobreza, falta de oportunidades, violencia, desintegración familiar, adicciones, etc.
Desarrollar en ellas el descubrimiento exponencial de habilidades y recursos, su desarrollo integral y la aplicación de competencias emocionales, académicas, espirituales y sociales, promoviendo la aplicación autónoma de proyectos de vida y resiliencia orientados a una vida digna y productiva.
Formar a niñas y adolescentes que se encuentran en situación vulnerable o conflictiva, fortalece y promueve la sociedad del mañana poniendo los cimientos para lograr un País más justo, seguro y activo; afrontando los principales problemas delictivos del país de manera directa.
Promover una auténtica cultura católica, permitiendo a las alumnas apreciar todo lo que es bueno, verdadero y bello.
Fortalecer la vida familiar ofreciendo apoyo, orientación e instrucción a los padres en su rol de educadores primarios de sus hijos a través de Escuela para Padres.
Debido a su consagración, su experiencia particular de los dones del Espíritu, su constante escucha de la Palabra de Dios, su estudio de virtudes del Corazón de Jesús, su conocimiento sobre la actualidad de los jóvenes, convencida de que la “Mujer desempeña un alto papel social” con un protagonismo insustituible dentro del entorno familiar y social y su anhelo por el reino de Cristo,… las hermanas impregnadas con este carisma, llegan a ser instrumentos de Dios en la vida de las alumnas por el espíritu evangélico de libertad y caridad, en el que se ayuda a los jóvenes a madurar humanamente bajo la acción del Espíritu uniendo en un todo armonioso lo humano y lo divino, el Evangelio y la cultura, la fe y la vida.
Este es uno de los regalos más preciados que las consagradas de hoy pueden ofrecer a los jóvenes, instruyéndolos de una manera llena de amor, según el sabio consejo de San Juan Bosco: "Los jóvenes no solo deben ser amados, sino también deben saber que son amados ".
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